Alimentación y Salud emocional

04 Oct 2023 no comments Raquelgar Categories Salud

La depresión, tristeza, desmotivación, irritabilidad, insomnio, ansiedad, frustración, estrés, etc. son trastornos del estado anímico que si perduran en el tiempo llegan a interferir y alterar nuestra vida cotidiana.

Esta claro que hay varios factores que influyen en nuestra salud mental pero, ¿alguna vez te habías planteado que nuestros pensamientos y sentimientos se pueden pertubar debido a la química de nuestro cuerpo?

La comunicación entre el cerebro y el intestino es continua. El estrés produce cambios en las bacterias del intestino, a su vez la microbiota del intestino afecta a los neurotransmisores del cerebro. De ahí la afirmación: “Nuestro intestino es el segundo cerebro”. Es en él donde se sintetizan gran parte de el GABA, la serotonina, la dopamina… todas ellas hormonas encargadas de nuestra felicidad. Así pues, dependiendo del equilibrio que haya en la microbiota de nuestro intestino, así nos encontraremos a nivel emocional y, si anímicamente estamos pasando una mala época, de seguro alteraremos nuestra flora bacteriana. Con una alimentación saludable y practicando ejercicio físico de intensidad moderada podemos mejorar el estado de nuestra flora. Para recuperar nuestra microbiota lo primero que deberíamos hacer es no ingerir alimentos que la perjudiquen, además de tomar los que sí resultan beneficiosos como pueden ser los prebióticos y los probióticos.

Pero no depende todo únicamente de nuestra flora, también es importante que nuestra glucosa esté equilibrada ya que es el combustible del cerebro. Los bajones de azúcar en sangre están directamente relacionados con la falta de atención, mala memoria y comportamiento agresivo. Por tanto, ¿qué tipos de carbohidratos son los que convienen? Pues aquellos que sean de absorción lenta puesto que no nos elevan demasiado la glucosa. Estamos hablando de cereales integrales.

Otros nutrientes esenciales para nuestra salud mental son los ácidos grasos W3 y W6. El cerebro está formado en un 60% de grasa. No las necesitamos únicamente para no padecer estas enfermedades (depresión, dislexia, falta de atención, fatiga, alzheimer, problemas de memoria, esquizofrenia), sino que también hace falta que estén en cantidades óptimas para sacar el máximo provecho a nuestra inteligencia.

No menos importantes son las proteínas de alta calidad ya que es a partir de los aminoácidos que se sintetizan los neurotransmisores. La deficiencia en aa puede dar lugar a depresiones, apatía y ausencia de motivación, incapacidad de relajarse, mala memoria y falta de concentración.

Y por último, cabe destacar la importancia de las vitaminas y minerales en nuestro estado anímico:

  • El grupo de vitaminas B es vital para la salud mental. La deficiencia en cualquiera de las 8 vitaminas B afecta con gran rapidez el modo en que uno piensa y se siente.
  • La vitamina C ayuda a equilibrar los NT.
  • El calcio y el magnesio ayudan a relajar los nervios y las células musculares. Los calambres musculares son un signo obvio de deficiencia en magnesio. La falta de calcio o magnesio nos hacen estar más nerviosos, irritables y agresivos.
  • Con el manganeso, lo importante es el equilibrio. Tanto el exceso como el defecto de este mineral afectan a las funciones de nuestro cerebro. El exceso da como resultado psicosis, no obstante, es un fenómeno raro, ya que se absorbe con dificultad y se excreta con rapidez. Una deficiencia ligera de manganeso aparece asociada al insomnio, la intranquilidad, la actividad no productiva y la hipertensión.
  • El zinc es el mineral deficitario más común y el nutriente más vital para la salud mental. La carencia de zinc aparece asociada a la esquizofrenia, la depresión, la ansiedad, la anorexia, la hiperactividad y el autismo, es decir que está implicada en una amplia gama de problemas de salud mental.

Como veis, una alimentación sana y equilibrada no es sólo importante para disfrutar de una buena salud física, sino que influye más de lo que pensamos en nuestro estado anímico.