Los antojos por la comida

Los antojos por la comida

11 Feb 2022 no comments Raquelgar Categories SaludTags , , , , ,

La palabra antojo es de origen latín “ante oculum” que significa “antes de los ojos”. Se define como el deseo vehemente por alguna cosa, persona o comida.

Los antojos y la ansiedad por comer pueden sugerir muchas cosas. A veces es simplemente por hambre o sed. Si en nuestra dieta existe un déficit de nutrientes, es fácil que apetezcan alimentos que compensen la falta de vitaminas, minerales y aminoácidos. Si estamos sedientos puede aparecer en forma ligera de hambre. Los cambios hormonales como el embarazo, la menopausia y la menstruación también nos pueden provocar atracones  incontrolados. El estrés nos hace comer de forma compulsiva y engullendo en vez de masticando relajadamente y con control. Aún así una de las mayores causas y de la cual la gente no siempre es consciente es provocada por alguna carencia emocional; en ocasiones no sabemos parar de comer porque en otros ámbitos de nuestra vida no estamos poniendo los límites que deberíamos, consumimos grandes cantidades de alimentos para llenar vacíos o tragamos comida al igual que nos tragamos las palabras o los sentimientos.

Frecuentemente nos excedemos porque dejamos de prestar atención a las necesidades reales de nuestro organismo. Ingerimos productos carentes de nutrientes, azucarados, salados y/o grasientos que lo único que hacen es perjudicar nuestra salud provocando sobrepeso, malas digestiones, hinchazón, gases, falta de energía, estreñimiento, etc.

Es fundamental analizar cómo nos sentimos antes y después de cada ingesta; el nivel de energía, el estado de ánimo, si tenemos sueño o no, etc. El poder identificar la relación entre nuestras emociones y lo que comemos es importante, ya que muchas veces lo que pensamos que es hambre, resulta ser una emoción que está solicitando ser aliviada. Así pues, es conveniente pararse a examinar la situación y, en vez de reprimir la ansiedad por comer o dejarse llevar por ella, lo óptimo sería aceptar esa incomodidad que estamos viviendo y preguntarnos qué es lo que estamos sintiendo realmente. Quizá sea aburrimiento, soledad, inquietud… Hacer este ejercicio cada vez que sintamos un antojo nos puede ayudar a diferenciar entre  hambre real o emocional y, a tomar las medidas necesarias para minimizar la causa de dichos antojos.

Cuando se manifiestan esos antojos, creemos que solo seremos capaces de aplacar la ansiedad si comemos lo deseado, pero al finalizar nos arrepentimos porque normalmente ingerimos más cantidad que la que admite nuestro organismo y lo único que hemos conseguido ha sido encontrarnos mal física y emocionalmente. No nos debemos juzgar ni culpabilizar por ello, pero sí observar para intentar comprender que nos está diciendo nuestro cuerpo.

Sin darnos cuenta relacionamos los alimentos con buenos momentos; “aquel desayuno tan rico que te hacía tu abuela” o “aquellos dulces de tus fiestas de cumpleaños”, etc.

La publicidad también nos machaca continuamente con productos que se supone que nos calmarán el estrés y nos harán sentir placer (fíjate que en todos esos artículos siempre aparece en el pie de página una frase referente a la promoción de una alimentación saludable y la práctica regular de actividad física. No te has preguntado ¿por qué?) La realidad, sin embargo, es muy diferente. Estos alimentos no nutren nuestro organismo, sino todo lo contrario, perjudican nuestra salud y crean adicción. El simple hecho de pensar que no debemos consumirlos nos hace sentir más apetencia por ellos. Así que la forma más sencilla de prescindir de ellos, no sería pensar en cómo eliminarlos de nuestra dieta sino más bien en cómo nutrir nuestro cuerpo para que se encuentre saciado y no tenga deseos de consumirlos. Si le damos más frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos y legumbres a nuestro organismo, lo acostumbraremos y en un corto plazo de tiempo será eso lo que nos demande y no la comida basura.

Una forma fácil de empezar a desterrar esos antojos, sería elaborar una lista con todas las opciones saludables que se nos ocurran y que podamos tener a mano cómo: todo tipo de frutas, frutos secos, bastoncitos de zanahoria o nabo, chips de kale, infusiones, barritas de semillas y frutos secos caseras, calabaza al horno con canela, tortitas de arroz inflado, etc.

También hacer algún acto que nos complazca hasta que el antojo desaparezca nos podría ayudar; llamar a una amiga por teléfono, jugar con nuestra mascota, salir a dar un paseo… Cualquier cosa que se te pase por la cabeza y que para ti sea un momento placentero y de distracción.

Por último, elaborar el diario de los alimentos. Consiste en apuntar todo lo que comemos, a qué hora lo hacemos y cómo nos sentimos antes y después de hacerlo. En un principio te puede costar un poco saber cómo te sientes pero, a la larga, sabrás identificar perfectamente qué alimentos te sientan mal y bien y qué alimentos te pide tu cuerpo según el estado emocional en el que te encuentres.

¡Ahora sí estamos preparados para decirle adiós a los antojos!